
Suman cuatro los sospechosos apresados. Ordenaron que los dos menores acusados continúen en la cárcel.
Gustavo Carabajal
LA NACION
La investigación por el asesinato del estudiante Santiago Urbani, de 18 años, sumó anoche el cuarto detenido.
Según informaron fuentes policiales y judiciales, el sospechoso que habría sido identificado como Emiliano Alejandro Herrera, de 21 años, fue apresado en localidad de Garín por un grupo de detectives de la Delegación Departamental de Investigaciones de San Isidro.
El imputado fue detenido en la iglesia de San Expedito por los policías que habían comenzado a saturar la zona desde hace tres días.
Según fuentes de la investigación, ante la presión ejercida por los uniformados, la madre del imputado llamó a la policía y pidió que estuvieran las cámaras de televisión en el momento de la detención para garantizar la seguridad de su hijo.
Por la tarde, la Justicia procesó con prisión preventiva a dos menores, de 16 años, identificados como Darío y "Pipi", por el asesinato del estudiante, ocurrido en la madrugada del 10 de este mes durante un asalto ocurrido en su casa de Tigre.
La jueza del Fuero Penal Juvenil de San Isidro Patricia Klentak ordenó que los adolescentes quedaran detenidos en dos institutos de menores de máxima seguridad de la provincia de Buenos Aires.
Fuentes judiciales indicaron que, en su fallo, la jueza valoró las pruebas aportadas por el equipo que el fiscal general de San Isidro, Julio Novo, formó para investigar el homicidio del joven estudiante y que estaba integrado por Eduardo Vaiani, Rodrigo Caro y Cosme Iribarren.
La jueza dictó la resolución, luego de una audiencia que duró más de cuatro horas y en la que estuvieron ambos acusados acompañados por sus padres y sus defensores oficiales y un representante de la fiscalía general de San Isidro.
Mientras que en representación de la familia de la víctima asistieron a la audiencia los abogados Jorge Casanovas y Alberto Spagnuolo.
Entre los elementos que vincularon a los imputados con el homicidio figuraban las declaraciones de una serie de testigos, que afirmaron que vieron a Darío cuando ofreció y vendió algunos de los objetos robados de la casa de Urbani.
El joven estudiante fue asesinado por un grupo de por lo menos cuatro delincuentes que lo interceptaron cuando llegaba a su casa, de Tigre. Armados con un pistolón, los imputados obligaron a Santiago a entrar en la vivienda, donde estaban durmiendo su madre y su hermana.
A partir de la reconstrucción del hecho realizada por los fiscales y la policía, se estableció que, luego de apoderarse de los objetos de valor y sin que nadie se resistiera al robo, por lo menos dos de los sospechosos llevaron a Santiago a la habitación de la hermana.
Allí, uno de ellos le disparó con el pistolón en la cabeza. Después, el mismo sospechoso fue a la habitación en la que estaban la madre y la hermana de Santiago y exigió que le entregaran los ansiolíticos que había en la casa.
Los investigadores determinaron que en la casa entraron Darío y "Pipi", ambos menores, junto con Herrera, mientras que el cuarto cómplice se quedó a bordo del Renault 18, que el grupo había robado en Garín horas antes.
Si bien en su confesión ante la Justicia Darío intentó despegarse del homicidio y dijo que en el momento en que llevaron a la víctima a una de las habitaciones le había pasado el arma a uno de los cómplices, para los investigadores habría sido el autor del asesinato de Santiago.
Esa presunción se fundó en que el arma homicida, secuestrada en el pozo ciego de la casa vecina a la de Darío, tenía uno de los dos cañones que no funcionaba. En su declaración, el imputado mencionó este detalle. Una característica del arma que sólo podía conocer quien la había disparado.
El único de los cuatro imputados que fue a la vivienda de los Urbani y que falta apresar es el sospechoso que manejó el Chevrolet Corsa de la víctima y que fue utilizado por la banda para escapar del lugar del crimen.
El cuarto imputado detenido, identificado por los investigadores como Carlos Gálvez, de 34 años, fue acusado de ser el presunto reducidor del Chevrolet Corsa de la víctima. Varios testigos lo señalaron como el sospechoso que luego incendió el vehículo para borrar las pruebas.
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